
Cordobesa de nacimiento, Ana María de Soto pasó a la historia por ser la primera mujer que se alistó a la Infantería Marina Española, además de ser una de las pocas valientes que decidió ostentar un papel que hasta entonces estaba relegado a la figura masculina. Ana María de Soto nació concretamente en la población de Aguilar de la Frontera, situada al suroeste de la provincia de Córdoba.
No se sabe exactamente la fecha de su nacimiento, pero se cree que pudo ser a finales del siglo XVIII, en torno al año 1777. Sus padres regentaban un horno de pan, por lo que se deduce de ello un origen humilde que posiblemente tenga relación con el misterio que rodea su decisión de alistarse en la Marina.
Ana María de Soto: Inscripción en la 6ª Compañía del 11º Batallón de Marina
Cabe la posibilidad que desde muy pequeña le atrajese la idea de surcar los mares e ir a bordo de navíos en los que desatar su pasión por las expediciones y los conflictos bélicos, sobre todo los marítimos; aunque no se sabe con exactitud si fue empujada por el idilio de algún amor u otro motivo lo que le impulsó a semejante osadía. Debido al poco trabajo escrito sobre ella por la escasa información testimonial, solo se pueden hacer conjeturas sobre el impulso que le llevó a formar parte de la Marina Española. Y a día de hoy el motivo de su embarque sigue siendo todo un misterio.
En cualquier caso, Ana María de Soto, sin llegar a la edad adulta, y con tan solo 16 años, ocultó su identidad femenina, pues de lo contrario no podría ser partícipe en las venideras batallas que le esperaban. Se hizo pasar por un joven varón de nombre Antonio María. Y así fue como a principios del verano del año 1793 llegó a San Fernando (Cádiz) con la única de idea de ingresar en los Batallones de Marina. Ana María, pasando desapercibida para sus compañeros de regimiento, fue alistada en la 6ª Compañía del 11º Batallón de Marina por voluntariedad propia, dándose por comenzada su pericia militar. Para ello tuvo que recorrer una distancia considerable, algo bastante impensable para una mujer de aquella época y de aquella edad.
Ana María de Soto: La defensa de Rosas y la batalla de San Vicente
Últimos años de Ana María de Soto
Fue obligada a desembarcar en el puerto más cercano, y su historia fue escrita a Palacio para determinar el castigo por aquella conducta poco propia para una mujer de la época. Pero muy lejos del castigo, se reconoció su coraje y su valía. Y el propio monarca Carlos IV le otorgó por Decreto Real el rango de Sargento Mayor y una pensión vitalicia de 2 reales diarios. Ana María de Soto abandonó su carrera militar y regentó un estanco en la población de Montilla (Córdoba), pero ya bajo la regencia de Fernando VII se le arrebató esta licencia de una manera injusta. Como ha pasado con otros héroes nacionales, y más concretamente heroínas, la historia de Ana María de Soto es bastante desconocida incluso para los historiadores. Es por ello por lo que creo que su historia debe de ser contada para que no caiga en el olvido.